Páginas

sábado, 7 de marzo de 2009

La Historia Oculta de los Tres Cerditos

Me llamo Sean O'Connor. Soy un lobo irlandés. Os escribo desde la prisión de Soto del Real, en Madrid, casi habiendo cumplido la totalidad de la pena que me fue impuesta, injustamente, acusado de intento de asesinato de tres lechoncitos. Y digo injustamente, porque, por alguna extraña razón, nadie quiso nunca creer mi versión de los hechos.

Todo empezó una tarde de invierno en que yo paseaba por los bosques de Asturias recogiendo setas y tubérculos para la cena. Eran mi comida preferida desde que, hacía un año, me había trasladado desde los montes irlandeses en busca de climas más amables. Había comprado un gran terreno con todos mis ahorros y, por fin, vivía como siempre había soñado. Aquel verano, tres cerditos construyeron sus pequeñas casas dentro de mis terrenos. No me importó, pues sabía que tendría a quien acudir cuando necesitara compañía.

Esa tarde, el cielo se oscureció amenazando tormenta. Decidí volver a casa, cuando observé que un violento tornado se acercaba peligrosamente hacia las casas de los tres cerditos. Corrí desesperadamente hacia la primera, que era de paja. Antes de poder auxiliarlo, la casa se vino abajo y el cerdito corrió a la casa de su hermano. Yo me dirigí raudo hacia ésta para intentar evitar que cayera, pero fue inútil, porque estaba levantada con ramas de árbol, y fue inevitablemente engullida por el tornado. Los dos cerditos corrieron a casa del tercer hermano para refugiarse. Para entonces, era yo el que huía del tornado. Llamé desesperadamente a la puerta, porque esta casa estaba construida con ladrillos y aguantaría perfectamente el vendaval. No me abrieron. Pensé que no me habían oído, así es que intenté entrar por la chimenea. Me tiré por ella y caí en un caldero con agua hirviendo que, supongo, habrían olvidado sobre el fuego.

Cuando el tornado pasó, desperté ya en el hospital penitenciario. Me comunicaron que los cerditos habían puesto una denuncia por derribar sus casas e intentar comérmelos. En el juicio, todos creyeron a los cerditos. Creo que su aspecto tierno y rosado ayudó mucho. Cuando yo dije que recogía verduras para comer, el jurado se rió, y oí comentarios sobre mis enormes colmillos y sobre la imposibilidad de que un lobo pudiera ser vegetariano, así como sobre mi aspecto peludo y oscuro y mis extrañas ropas. Pero digo yo: ¿cómo es posible que alguien pueda creer que soplando pudiera derribar dos de sus casas e intentarlo con la tercera? ¿Por qué todos pensaron que un lobo peludo no podía ser propietario de los terrenos?

Lo único que yo quería era vivir tranquilo en mis tierras, cultivar mis hortalizas, recoger bayas silvestres y mantener limpio y cuidado el bosque. Ahora estoy enfermo y encerrado. Cuando acabe la condena, creo que volveré a Irlanda con las manos vacías y sin ninguna ilusión.

Durante una jornada de sensibilización en el centro Muchachos con Don Bosco, me tope con el cuento que narra la verdadera historia de los tres cerditos. Buscando en la internet acerca del cuento para compartirlo con ustedes, usado en dinamicas con niños y adolescentes, me encuentro que el objetivo de la historia es romper con los esteriotipos que hemos construido en el mundo.

Vemos a diario como juzgamos o discriminamos a las personas sin conocer la verdadera realidad de las cosas, solo porque no son de acuerdo a las "normas" con se nos ha educado. Eso es lo que trata de dejarnos el cuento anterior.

En ese sentido, pense que muchas personas nos dejamos llevar por las apariencias y de una vez clasificamos o aislamos a una persona porque "no son como nosotros o tienen comportamientos diferentes". Lo que me dice, primero, somos personas intolerantes que no respetamos a los demás tal y como son, aunque ha veces por dentro queramos ser como ellos, lo que nos convierte en unos puros hipocritas.



Pedir que seamos personas más abiertas y tolerantes es algo estúpido, pero si quiero poner ha reflexionar en nuestras actitud hacia los demás, pues muchas veces la misma es porque no nos aceptamos nosotros mismos como somos.

3 comentarios:

Denia dijo...

Es interesante, porque la mayoría de las personas viven aferradas a unos prototipos de conducta o apariencia, que supuestamente son los correctos pero que quizás nunca han meditado si realmente lo son... quien los invento no pudo equivocarse?,
realmente están seguros de que el ejemplo a seguir es el correcto?

Alezzia dijo...

Me gusto mucho la historia, ciertamente que esos "estereotipos" o paradigamas estan arraigados en nuestra educacion y crianza desde pequeños y es algo muy dificil para la mayoria salirse del cuadrado mental impuesto, pues es mas facil no pensar mucho en las variables y asumir, juzgar y condenar en base a esos roles mentales.
Desgraciadamente, los que nos salimos de esas lineas somos entonces categorizados como "rebeldes" e "Idealistas" y por ese hecho nuestro punto u opinion es desmeritado, por no ser considerado "normal".

Mi Alter - Ego Super Espiritual dijo...

Los estereotipos son nocivos, uno debe buscar conocer realmente alas personas.
Aunque difiero sobre solicitar u invitar a ser más tolerante sea estupido...creo que es una decisión personal ( uno ve si lo toma u lo deja)

que estes bien,